La idea de festejar el “Día del Niño” surgió el 20 de noviembre de 1959, cuando la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) tuvo una reunión en Ginebra, Suiza.
Desde entonces, y aunque la celebración mundial es el 20 de noviembre, cada país ha elegido un día para celebrar y organizar actividades.
El Día del Niño en México fue reconocido primero el 8 de mayo de 1916 en la ciudad de Tantoyuca, Veracruz. Sin embargo, la fecha cambió cuando el presidente Álvaro Obregón estableció la celebración el 30 de abril en 1924, luego de firmarse la “Declaración de Ginebra”.
El objetivo del Día Universal del Niño es recordar que los niños son el colectivo más vulnerable y, por tanto, que más sufre las crisis y los problemas del mundo, de igual manera es un día para dar a conocer los derechos de la infancia y concienciar a las personas de la importancia de trabajar día a día por su bienestar y desarrollo.
Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) el desarrollo de la infancia que va de los seis a los trece años de edad, es clave para consolidar las capacidades físicas e intelectuales, para la socialización con las demás personas, y para formar la identidad y la autoestima.
Los Derechos Humanos de niñas, niños y adolescentes están mencionados en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en los tratados internacionales y en las demás leyes aplicables, esencialmente en la Convención sobre los Derechos del Niño y en la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (2014); el objetivo de la celebración es que se consagre un momento a la comprensión de la población infantil, fomentar su inclusión social y hacer promoción de sus derechos.